Diego Perrotta. El fuego secreto de la serpiente

Las cuatro obras de Diego Perrotta premiadas en diferentes ediciones del Salón Nacional de Artes Visuales, además de su gran formato (tres de 200 x 200 cm y una de 250 x 200 cm), se caracterizan por su definido estilo: personajes hieráticos delineados con un trazo sintético, repetición de motivos artísticos en espacios abarrotados y formas atávicas asociadas a imaginarios de sociedades escasamente desarrolladas. De ahí el totemismo de las pinturas y dibujos de contenido mágico.

Lo dicho anteriormente está presente en esta muestra, donde El Matasiete (Gran Premio Adquisición de Dibujo del 100º Salón Nacional de Artes Visuales) se podrá ver en sus versiones acuarela y escultura junto a otras figuras esotéricas.

Oscar Smoje
Director Palacio Nacional de las Artes – Palais de Glace
Ministerio de Cultura de la Nación

 

Y fue arrojado el gran dragón,
la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás,
el cual engaña al mundo entero
Apocalipsis

 

Mira fijo al espectador, su gran ojo hipnotiza y atrapa. El cuerpo de la serpiente-dragón se instala en el centro de un paisaje y la quietud estática de ese ojo parece concentrar la observación del mundo. Se trata del trabajo que da nombre a la exhibición actual. La falta de párpados y la vista penetrante del animal era, para los antiguos, el prototipo de la sabiduría y las ciencias ocultas. Nada escapaba a la agudeza de ese ojo. El temor de los hombres (o la necesidad) transformó el conocimiento en maldad y lo que antes era vigilancia es ahora dañino y peligroso. Conocimiento o maldad, poco importa, es aquí cercado por el ojo Divino. Otra conciencia despierta, otro conocimiento: el que destruye el mal. El Matasiete y El Maligno no se ceden terreno. Y la producción artística de Perrotta, como respondiendo a un verdadero escenario de batalla, comienza, desde hace algunos años, a ser explorada no como piezas aisladas sino como series de trabajos dispuestos en el espacio. Ahora, El Guardián y El Matasiete son convocados por la gran Serpiente, objeto dominante realizado especialmente para esta instalación. Luego, el resto de los trabajos se disponen ocupando la totalidad del sitio, como si se tratara de diferentes elementos rituales al interior de un gran templo.

La obra de Diego Perrota abreva en las creencias múltiples que emergen en las culturas periféricas, elementos que él percibe, mezcla y reflota en nuevas mixturas. Encuentra y excava en la santidad igualitaria que le brindan sus recorridos contemporáneos. Lo urbano, el mercado callejero del Liniers de su infancia -nacido de las migraciones latinoamericanas- y a partir del cual vislumbró el continente sin salir de la General Paz. Vendría luego el viaje real, Argentina, Latinoamérica, Europa y, más cercanamente, el Sureste Asiático. Viajes en los que encuentra ídolos y signos que siente suyos. Lenguas mixtas de la calle y de los templos, plegarias que le resuenan próximas.

Para Diego Perrotta la serpiente y el dragón son excusas para hablar de miedos y temores. Entiéndase: aquello que preocupa al artista, lo personal pero también los abruptos vaivenes sociales y políticos en Argentina y el mundo. “Los hombres saben que la serpiente puede tomar muchas formas”, dice. Viajero de los márgenes, transeúnte de mundos mágicos, pareciera que invoca el mal para poder exorcizarlo.

María Teresa Constantin

 

Diego Perrotta
El fuego secreto de la serpiente

Pinturas, acuarelas, dibujos, esculturas
desde el 23 de septiembre al 20 de noviembre de 2016

Palais de Glace
Posadas 1725.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires