Bernardí Roig. Buenos Aires

Blanco sobre blanco, luz absoluta, parecen ser los términos que delimitan las figuras de Bernardí Roig, sin embargo, es mucho más que esto. Son presencias inquietantes que ocupan el espacio, conviven con nosotros y hasta pareciera que les molestamos. Son ellas las que están allí con sus dilemas, encerradas en sí mismas con los ojos cerrados, apretados, cargando el peso de una historia que desconocemos pero que por su posición relativa dentro del sitio elegido por el artista, podemos intuir.

Figuras, presencias, sujetos mudos destinados a asistir, sin saberlo, a nuestro paso. Enigmáticas, cada una de estas piezas interpela, a quien las descubre, sobre su propia condición, sobre ese vicioso hábito de mirar y con la mirada hurgar en la intimidad del otro.

Bernardí rehúye de la noción de escultura al hablar de estos personajes. “No me reconozco como escultor”, dice, “yo soy dibujante”. Es ante esa afirmación que aparece la cuestión sobre el dibujo en el arte contemporáneo, que da origen a una parte importante de esta exposición: el repertorio de más de 150 dibujos, exentos la mayor parte de ellos y de gran tamaño en muchos casos, o integrados en cuadernos de notas, que revelan el universo creador de este artista proteico en sus diferentes etapas. El común denominador es la capacidad de representación figurativa, el virtuosismo, la mímesis alcanzada y su contraparte: la ira ante frente al resultado magistral.

Posiblemente este aspecto ambivalente es el que más me atrajo al descubrir, en las gavetas de su estudio de Madrid, enormes dibujos plegados que al desplegarlos exhibían esa disputa, aún latente, entre la serena captación de las formas y el arrebato del golpe de un balde de pintura blanca arrojado sobre ellas.

La imagen y su negación parece ser uno de los leitmotiv del trabajo de Roig: así en los dibujos como en el modo en que impone sus figuras en el espacio forzándonos a reponer no sólo lo que queda velado o aquello que imaginamos que está del “otro lado”, sino reteniendo en cada trabajo la tensión del momento de su producción.

Así, la muestra asumió en el diálogo con el artista dos formatos independientes pero complementarios: el de las intervenciones en el edifico del viejo Hotel de inmigrantes que alberga el Centro de arte Contemporáneo de Muntref, que nos conduce a verlas y a vernos viéndolas; y el gabinete de dibujos, alojado en una de las salas del centro que aporta, entre otras cuestiones, la ocasión de revisar el sitio del dibujo, su fragilidad y potencia dentro del proyecto de un artista contemporáneo. Una vez más, la propuesta curatorial funciona como invitación a recorrer, descubrir, e internarse en el complejo imaginario del artista y pensar con él.

Diana B. Wechsler
Subdirectora MUNTREF

 

Bernardí Roig
Nació en 1965 en Palma de Mallorca, España. Vive trabaja en Madrid y Binisalem. Su trabajo multidisciplinar (escultura, video, dibujo, pintura, textos) es una reflexión obsesiva sobre el aislamiento, la pulsión erótica y el deseo a través de un lenguaje de herencia minimalista y conceptual, que sitúa la representación de la figura humana en el epicentro de su problemática. Su obra se ha expuesto en numerosas instituciones y museos europeos y americanos. Ha recibido, entre otros, el 37º Premio de Arte Contemporáneo Princess Grace Foundation, Mónaco (2003); el premio oficial de la 21ª Bienal de Alejandría, Egipto (2002); el Premio Especial Pilar Juncosa y Sotheby’s, Fundació Pilar i Joan Miró, Mallorca (1997), y el premio oficial de la 21ª Bienal Internacional de Artes Gráficas, Liubliana, Eslovenia (1995).

Bernardí Roig
Buenos Aires

Desde el 10 de mayo al 18 de Septiembre de 2016

MUNTREF – Sede Hotel de Inmigrantes
Av. Antártida Argentina. Entrada por Apostadero Naval, Dársena Norte
Ciudad Autónoma de Buenos Aires