Valeria Vilar. Afuera solo el mundo

 

1
Recuerdo que hacía mucho calor, mejor dicho, estábamos acaloradas, caminábamos a paso firme hablando del cielo, del azul raro que tenía para ser tan temprano.
En un alto, te dije: mira qué maravilla el paisaje, mientras te señalaba el valle ahí debajo.
PARTE del paisaje, dijiste con una sonrisa en tu boca, disfrutando de tu sentencia.
Bueno, el paisaje, murmuré, y continuaste: ¿Sabías que cuando uno ve un paisaje solo ve una fachada, una parte, un recorte, pero que si uno quiere puede ver TODO?
Como estaba cansada de la caminata, me senté en una piedra grande que había al costado del camino y te miré, Intuía que pensabas revelarme un secreto, o decirme algo raro y para mi sorpresa y ante mis ojos, te acercaste a un árbol, lo empezaste a abrazar y así de golpe y con apenas un ruidito a papel que se arruga, hundiste tu cabeza DENTRO del árbol.
Ahí estabas vos, con tu vestido del Flamenco rosa, pero sin cabeza, tus brazos seguían abrazando al árbol y tus dedos se movían, como rascándolo.
y me dijiste (te escuchaba con eco) vení ! vení ! entrá ! entrá!, grande fue la sorpresa cuando la piedra donde me sentaba se abrió al medio y, como una gran boca (la boca de un pez gris oscuro y gris clarito) me tragó.

2
Cuando nos reencontramos, te acomodaste un poco tus rulos rebeldes con alegría, y como si nada, haciendo un gesto envolvente susurraste, este es el paisaje...
me di cuenta que estábamos bajo tierra, pero había sol, frente a nosotras un río correntoso de varios colores, tenía miles de brazos y también su corriente tenía distintas direcciones, donde pasaban todo tipo de cisnes, peces y criaturas (que infelizmente desconozco sus nombres), había medusas, caracoles, habían cosas brillantes debajo del agua, chapitas, peluches de algas y zafiros, que subían y bajaban, murciélagos hermosos y gigantes nos abrazaban dándonos la bienvenida, langostas, aves, ranas, gatos, ayyyy tantas cosas lindas de ver. Si observábamos para arriba las montañas, bueno, parecían montañas, podrían ser pinos nevados, bailaban con serpientes y estrellas y olas y todo era tan tan alto y transparente, como un pañuelo de seda.
Todo ERA REAL. y a la vez que importaba eso.Vos, Valeria querida, me contabas cosas, miles de cosas mezcla de ciencia y magia, mezcla de risa y llanto, me costaba seguirte, porque hablabas rápido (creo) tratando de enseñarme, de que entienda y de que disfrute.
¡Confieso que estaba desorientada, eran tantos los paisajes y todos tan bellos!

3
Después de recorrer horas y horas que quizás fueron días, porque ahí también el tiempo era diferente, me animé a preguntarte: ¿cuando volvemos? NUNCA, respondiste categórica, te quedaste en silencio mientras mirabas unas luciérnagas que prendían y apagaban sus luces a un ritmo musical. Nunca, repetiste cuando volviste a mirarme.
No se vuelve de esto, porque ya estamos acá para siempre. El paisaje una vez que uno lo mira por dentro te adopta y te atrapa para siempre. Ya no hay manera, no hay vuelta atrás.
Por suerte y designio la mirada entiende todo a través de la luz y es en esa luz donde viviremos por siempre jamás vos, yo y todo quién se anime a ver más allá. Mientras hablabas yo seguía contemplando todas las formas y sus seres, cuando volví a mirarte te caían lagrimas de los ojos, que en realidad eran pequeños diamantes que picoteaban unos pájaros minúsculos de color naranja, casi en el aire y si algún diamante/lágrima caía al suelo, brotaba una planta azul y blanca que te envolvía los tobillos.
Ahí, como quien escucha unas risas de lejos, un llamado, me dijiste: nos vemos en la vereda, y sin más saltaste a las aguas profundas de un lago verde. Flotando me saludabas mientras te alejabas llevada por la corriente mansa…en la veredaaaaaaaaaaaa…

Como no amarte Vale Vilar.

Por Nushi Muntaabski
Ing Maschwitz 2021

 

Valeria Vilar
Afuera solo el mundo

Desde el 17 de septiembre al 29 de octubre de 2021

Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Petorutti
Av. 51 525
La Plata