Diego Perrotta. Devorador de sueños

A lo largo del tiempo, la obra de Diego Perrotta nos ha introducido en una fascinante saga cuyos capítulos esperamos. Asistimos, en cada momento, a escenas de triunfos, derrotas, compases; encuentros y desencuentros; instantes inquietantes de pasión y sosiego, vida y muerte; entre paisajes de ciudad o territorios con volcanes humeantes, ríos, mares, cielos misteriosos. Allí surgen seres fantásticos, sin embargo, de precisas connotaciones simbólicas (el justiciero Matasiete, el maligno y encantador Diablo, la Reina Serpiente mujer protectora, el Trabajador como motor del pueblo, entre otros). Un relato entre la creencia popular, la mitología, la religión, la historia, la magia, la memoria personal con fisonomías de cuerpos desnudos y sexuados, el cual podemos vincular al mundo que habitamos.

La serie más reciente de esta gran historia fue sedimentada durante los últimos tres años. Un nuevo protagonista domina acrílicos y acuarelas. Es el Devorador, definido por el artista como un personaje monstruoso que puede tomar muchas formas y reproducirse al buscar atacar y espantar a la especie humana, infundiéndole miedo hasta lograr aparecerse en sueños. Y aquí se sitúa el eje central porque, ahora, la amenaza es total: si el Devorador vence, saldrá fortalecido y con mayor capacidad para multiplicarse. La pintura Uno a uno bajo el silencio de la luna puede inscribirse en la iconografía del arte occidental del mito de Saturno devorando a sus hijos, como lo recuerdan los cuadros de Rubens y Goya. Pero a diferencia de aquellas, en esta se introduce la idea de resistencia desestimando la inexorabilidad. El Devorador hinca sus filosos colmillos en el pecho del hombre mientras este le clava una estaca.

La resistencia será hasta el final. Porque existe una amenaza peor a la de engullir el cuerpo; un acto de extrema crueldad que llevaría a la rendición total: devorar los sueños. En El trabajador devorado, el hombre inmovilizado resiste al monstruo a través de la mirada y con ese brazo que intenta defenderse aún mordido. Los fondos geométricos en degradé contrastan con la figuración de los personajes y se disputan la mirada en otro homenaje del artista a la abstracción geométrica argentina, ubicando las escenas entre la luminosidad y el anochecer en una síntesis temporal. El despliegue cromático vuelve a deslumbrar en la amalgama de posibilidades.

En el imponente El San Jorge argentino y la lucha del pueblo contra el Dragón, el gentilicio descubre (no exento de ironía) hagiografías vernáculas. En la piel del Matasiete, este San Jorge, maniatado, logra traspasar el cuerpo de la bestia con una lanza –pregnante diagonal en el centro de la composición–, donde flamea la bandera argentina a manera de conquista del territorio. Un cielo tormentoso de lunas voluptuosas asiste a la apertura de huevos del mal alertando que la batalla no ha terminado.

Entre estas pinturas de gran formato encontramos cierta intimidad en las acuarelas que advierten, en palabras de María Teresa Constantin, “un particular regocijo en el uso más ligero del material” por parte del artista. Si el laborioso trabajo de capas de acrílico, polvo de mármol y punzón –técnica característica de Perrotta– logra una textura brillante y terrosa, en la acuarela mantiene la transparencia y consigue un efecto de sedosa epidermis a partir de manchas profundas aleatorias, las cuales estructuran la superficie pictórica mientras la tiñen de un especial ocre.

En esa materialidad se sitúan el Carroñero, el santo Diablo, la medusa, el oscuro habitante, la parca, como alter ego del Devorador. Cada pequeña escena ofrece una línea ondulada de vital impulso. La acuarela La búsqueda propone un instante de aparente quietud con la presencia de dos seres intentando decirnos, tal vez, que la salida es juntos. No sabemos el desenlace de este capítulo, quién resultará vencedor y quién vencido. Qué será de los otros, de nosotros. Pero tenemos una certeza: los sueños son fuertes, resisten y constituyen la última barrera a destruir cuando lo humano logra escindirse de su propia monstruosidad.

Laura Casanovas

 

Diego Perrotta
Devorador de sueños

Desde el 28 de septiembre al 28 de octubre de 2022

Roldán
Libertad 1033
Ciudad Autónoma de Buenos Aires