Carlos Alonso. Pintura y memoria

Esta exposición propone una mirada retrospectiva que busca establecer relaciones entre los elementos formales, conceptuales y temáticos que aparecen, de modo constante, en la estética de Alonso. La muestra se desarrolla a partir de dos ejes temáticos: Pintura y tradición, comprende los collage de la serie Blanco y negro y las pinturas que citan y rinden homenaje a sus maestros y a grandes artistas de la historia del arte, como las series dedicadas a Lino E. Spilimbergo y Vicent van Gogh. Y, Realidad y memoria, incluye las que reflexionan sobre nuestra historia reciente, comprometidas con lo social y lo político, como las series dedicadas a La muerte del Che Guevara. Además, la reconstrucción de la instalación Manos anónimas, ocupará el espacio central de la exposición.

El arte acoge la historia y nos la ofrece de diversos modos: como telón de fondo, bajo la forma de una vaga alusión, ocupando la escena en forma plena. Se trata de un doble movimiento: mientras sucede la historia en el arte, también sucede la historia del arte.

No puede pensarse la historia del último medio siglo de la Argentina sin la obra de Carlos Alonso. Es un hilo que la tensa, la denuncia, la interpela y la enmienda, a la vez que la sabe irreparable. Entre la alegoría y el realismo crudo, descalabrada por las violencias usuales, la producción del artista discurre por temas, formas y preguntas, con la sospecha de que la respuesta nunca cambiará. Y de que hay horror en ella.

En Alonso siempre hay un exceso: de representación, de clausura de la representación, de alegorismo político y de enigma irresuelto. La carne se vuelve violencia, historia del drama argentino que retorna como pesadilla desde la gauchesca del siglo de las montoneras federales hasta los desaparecidos. Pero, además, se vuelve carne, materia primaria de la vida que muestra la muerte. Hay cadáveres, una y otra vez.
Para que haya Argentina, ha de haber cadáveres, como en La lección de anatomía, de Rembrandt, recuperada por Alonso en la escena mortuoria del Che Guevara.

Y hay invariantes históricas. Sin pan y sin trabajo o Sin pan y con trabajo son anverso y reverso de un mismo dolor replicado en abismo por la historia nacional, que insiste en sus pulsiones oscuras. Hay cuartos revueltos, hombres de gafas oscuras y bigotes castrenses, hay bebés abandonados y vísperas de un suceso luctuoso. Se trate de Van Gogh o de Spilimbergo, sus sombras tutelares, en las que el artista se ampara y sobre las que funda su estética, las escenas donde retrata a sus personajes desencajados son sobrecogedoras: algo ha sucedido allí y algo está por suceder. Es la tragedia humana vista por el artista y vuelta a ver por el espectador que es observado desde el lienzo.

Estas y otras dimensiones de la experiencia –ver la obra de Alonso es, ante todo, una experiencia de la que no salimos incólumes– son propuestas en esta exposición del Museo Nacional de Bellas Artes a manera de honra a su figura, a su producción y a su trayectoria. Pero sobre todo, es un modo de agradecer la persistencia de una mirada inclaudicable que da sustancia a la memoria plástica de nuestro país.

Andrés Duprat
Director / Museo Nacional de Bellas Artes

 

La obra de Carlos Alonso está atravesada por la violencia de nuestra historia reciente. En ella, alude a esos años oscuros a través de imágenes que recuerdan un pasado ominoso.

Carlos Alonso. Pintura y memoria propone acercarse a su producción siguiendo dos ejes. “Pintura y tradición” comprende telas que citan a sus maestros y a grandes referentes de la historia del arte, como las series donde rinde homenaje a Lino Enea Spilimbergo y a Vincent van Gogh. “Realidad y memoria”, por otra parte, reúne trabajos en los que el artista reflexiona sobre la historia argentina y manifiesta su compromiso social y político, como sucede en la serie dedicada a la muerte del “Che” Guevara.

La reconstrucción de Manos anónimas ocupa un lugar central en el recorrido de la muestra. Esta instalación fue realizada originalmente para Imagen del hombre actual, una exposición que tendría lugar en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1976, pero que fue suspendida como consecuencia del golpe de Estado.
Los ejes planteados permiten comprender cómo la reiteración de temas –la carne, de res o humana–, en distintas épocas de su producción, opera como nexo para construir nuevas lecturas.

Alonso pone al servicio de la expresión recursos técnicos que maneja con gran ductilidad. A comienzos de los años 60, sin alejarse de la pintura, se dejó atrapar por la cualidad de la línea. Así, recurrió al dibujo, al collage y al grabado, cuando, en el ámbito local, comenzaba a postularse la muerte de la pintura. Respecto de este debate, que llega hasta la actualidad, Alonso decía: “La no vigencia de la tela, del pincel, del color, me desespera. […] en mí la pintura de caballete sin elementos ajenos a ella es una auténtica vocación”.

Su obra posee una unidad evidente, expresada en la solidez de su “oficio”, en su modo de construir una representación pictórica, formas alonsinas que reconocemos sin dudar cuando nos enfrentamos a una pintura de su autoría. Pero, al mismo tiempo, es múltiple, abierta a la interpretación.

Historia, memoria y realidad encuentran en la obra de Alonso una síntesis y una mirada crítica, potenciada por una imagen de gran expresividad que esta exposición invita a descubrir.

María Florencia Galesio / Pablo De Monte
Curadores

 

Carlos Alonso
Pintura y memoria

Desde el 12 de Abril al 14 de Julio de 2019
Inaugura: 18hs

MNBA - Museo Nacional de Bellas Artes
Av. del Libertador 1473
Ciudad Autónoma de Buenos Aires