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Alejandra Barreda. Intemperie
Las grandes catedrales góticas nacieron como altares de experiencias sublimes; del cielo, con sus expresiones de luz, viento y lluvia. No se erigieron para albergar a los fieles, sino, al contrario, para exponerlos a los elementos y despertar la maravilla divina. Los artesanos, que intuitivamente actuaron como arquitectos, lograron efectos conmovedores: con arbotantes, liberaron los muros; con vidrieras, dejaron entrar y filtrar la luz de colores; y con grupos de columnas alargadas, sugirieron una elevación. Esa exposición espiritual pretendía evocar la pequeñez humana a la vez que evocaba lo sublime.
El Renacimiento situó al hombre en el centro y trajo consigo la ilusión (y la necesidad) de refugio en la mente y su capacidad de planificación. La arquitectura se convirtió en la claridad más calculada; transeptos y naves, desafíos de ingeniería. El «exterior» se domesticó y el control se convirtió en una virtud, así como la planificación era garantía de comodidad.
Alejandra Barreda navegó este contraste en su propio estudio. Anteriormente, sus pinturas se construían como obras renacentistas: composiciones planificadas a largo plazo, paletas calculadas y gestos dominados por el proyecto, el plan maestro. La seguridad del refugio contribuyó a la creación de una obra indudablemente coherente. Sin embargo, para esta exposición, parece que Barreda dio un giro gótico: abrió metafóricamente su práctica a una apertura metodológica. Primero con pasos inciertos y lentos, pero luego con ritmo y persistencia, cruzó la puerta, atravesó el pasillo, dejando atrás la casa para encontrarse con lo que acecha cuando ya no estamos en nuestra zona de confort.
Alejandra Barreda
Intemperie
Desde el 29 de mayo al 31 de julio de 2025
Praxis Buenos Aires
Arenales 1311
Ciudad Autónoma de Buenos Aires