Guadalupe Fernández y Emma Herbin. Picnic

Así como alguna vez fue propio de cierta pintura de paisaje establecerse en el eje que tenía la práctica au plein air – al aire libre – en uno de sus extremos, y en el otro la elaboración o conclusión del cuadro en el estudio, la geografía de la pintura que exhiben Guadalupe Fernández y Emma Herbin traza un territorio que parece anhelar ese momento idílico, aunque se trate tan solo de un reflejo vocacional y estratégico, entre el apego estilístico y la melancolía.

En ese sentido, ambas asumen la eventual recurrencia, la resonancia con esa tradición haciendo de las marcas retóricas el punto de partida para un devenir de virtuosas variaciones y contrastes, y al mismo tiempo conciben al género como una diáfana herramienta de fidelidad y honestidad poéticas.

Fernández es corpórea, escenográfica, materialista; sus troncos, tallos, hojas y follajes palpitan de presencia maciza en una sintética, caliente estadía germinal que se anima en el espacio artificioso del formato; a la vez, el recorte del encuadre hace de sus motivos una estación en el infinito escenario del fuera de cuadro, para que la visión sea una experiencia mixta: el elemento principal es tan palpable como provisorio, partícipe del inabarcable y ajeno contexto que lo contiene. En ese fervor segmentado de vitalidad terrena, se anotan ecos del paisajismo oriental, remezones de misterios románticos y sueños de herbarios naturalistas.

Herbin prefiere casi invariablemente el puntillismo, el amor gráfico por la precisión palpitante del detalle, del terreno que se inventa contemplado de cerca, abonado por el flujo inquieto de una savia manual que hace crecer, enredarse y extenderse las nervaduras, los brotes y rizomas de una constante, contagiosa textura pantanosa. De vez en cuando, sobre el blanco silencioso los grafismos magnifican algún momento privilegiado en el devenir de ese puritano paraíso y la delectación se hace más descriptiva, pero aún así lo que predomina es el enrarecimiento, la alteración imperceptible de la línea, y una inquietante, engalanada fiebre interrogativa.

Eduardo Stupía

 

Guadalupe Fernández y Emma Herbin
Picnic

Desde el 21 de Septiembre al 19 de Octubre de 2018
Inaugura: 19.30hs
Curador: Eduardo Stupía

Casa Matienzo
Matienzo 313
Ciudad Autónoma de Buenos Aires